Palabra de flamenco | Cultura y entretenimiento | Agencia EFE

2022-05-14 17:46:19 By : Mr. Matteo Yeung

El guitarrista Paco de Lucía en foto de archivo. EFE/José Morata

Hace algo más de cuarenta años el periodista Arcadi Espada, que tenía 22, y el librero Antonio España, que tenía 36, entrevistaron a una veintena de flamencos entre los que se encontraban artistas que se han convertido en mito como Antonio Mairena, Camarón o Paco de Lucía, y ahora la grabación de aquellas "conversaciones" se ha vertido en un libro.

"Molde Roto. Una conversación con flamencos" (Renacimiento) es el título del volumen de casi quinientas páginas en que se han transcrito las grabaciones que, a finales de los setenta y los primeros ochenta, efectuaron en sus viajes desde Barcelona a distintos puntos de Andalucía Antonio España (Baeza, 1943-Córdoba, 2019) y Arcadi Espada.

En aquellos recorridos recogieron la opinión, el relato autobiográfico y hasta el estado de ánimo de figuras como Tía Anica La Piriñaca, Fosforito, el Chocolate, el Borrico, el Lebrijano, Enrique de Melchor, Farruco y Terremoto, entre otros.

España y Espada no sólo abordaron a cantaores, bailores y tocaores sino también a eruditos como Agustín Gómez o al escritor Fernando Quiñones, todos los cuales ofrecen unas respuestas que han convertido en un "documento para la posteridad" lo que empezó siendo "una aventura iniciática".

Para aquellas "conversaciones de usted a usted", España y Espada se pusieron una norma, que sólo se hablaría de flamenco, y a todos los maestros que interrogaron le repitieron una pregunta "¿Recuerda usted el día en que cantó (o bailó o tocó) más a gusto?", de modo que la suma de las respuestas que dieron podría servir como un tratado sobre el arte, la inspiración, el duende, el pellizco o esa cosa tan del flamenco que puede que esté aún por definir.

Algunas de las respuestas que entonces ofrecieron estos artistas siguen estando de actualidad e incluso se les puede confirmar un tono profético, como la que dio Paco de Lucía cuando los autores le preguntaron por quienes afirmaban que "el flamenco está muerto" y qué tendría que pasar para que el flamenco desapareciera:

"Que todos nos convirtiéramos en ortodoxos. En flamencólogos. Yo me rebelo contra el típico flamencólogo intelectual, que en teoría viene a poner cabeza donde sólo hay corazón, pero que te sale con que la pureza es antigua, estática, inamovible".

Al maestro Antonio Mairena no le hizo mucha gracia cuando le preguntaron si él era "perfecto" en el cante, porque respondió:

"Pues esos que dicen que yo canto tan perfecto, tan perfecto, con toda seguridad que no saben lo que dicen o no lo ven. Son ciegos y sordos... Yo no puedo ser perfecto porque el ser perfecto no ha nacido todavía. Yo cuando estoy al lado de la guitarra y me voy a templar no sé ni a qué letra voy a echar mano, ni a qué cante. Y, desde luego, en esas condiciones no se puede ser perfecto (...) Yo soy un pobre cantaor flamenco al que, además, le gustan las genialidades. Me gusta lo genial, no lo corriente. Eso de perfecto (...) es una inexactitud total".

LA VOZ, PARA LA ÓPERA

"Yo soy muy gitano", les contestó Camarón cuando le preguntaron por la imagen "progre" que daba de sí mismo y, acerca de su voz, les dijo algo que podría resultar inaudito más allá de los límites del flamenco: "Para cantar bien no hace falta voz. La voz para la ópera, o para cantar, yo qué sé, otras clases de cante. El flamenco es eso. Es la fatiga, el dolor. Eso es el flamenco. Contra peor estés de la voz, y con más fatiga cantes, pues, no sé, más mérito tiene".

Para Tía Anica la Piriñaca, una de las artistas más veteranas de las que entrevistaron, la culpa de que "el cante grande" se oyera cada vez menos era de la juventud, y de que las bulerías se desvirtuaran, también:

"Hoy nadie las canta como antes. Esta gente nueva mete los cuplés por bulerías, que eso no es cante por bulería... Aquí se celebran unos festivales donde anuncian "bulerías", pero lo que cantan son cuplés. Por eso está el arte echado a perder. Por la juventud".

Sobre la politización del flamenco el cantaor el Chocolate no dudaba: "Quien canta cosas políticas o se manifiesta en letras políticas es porque nada tiene que hacer en lo otro, en lo verdadero, en los cantes básicos, regionales, del pueblo. Cantan cosas políticas porque no saben otra cosa. Le echan mano a eso como le podrían echar mano a otra cosa. El cantaor flamenco puede lamentarse para él, porque todos los cantes antiguos han sido nada más que lamentos y maldiciones".

El cantaor jerezano el Borrico, no dudó en definir el flamenco: "Hay que nacer con el cante dentro, del vientre de la madre. El flamenco nació de unas raíces viejas de las que salieron las primeras cosas y de ahí ha sido como una cadena, de unos a otros".

El Borrico, que ya contaba con varios nietos cuando lo entrevistaron, a la pregunta de "¿No cobra usted alguna pensión o algo?, respondió: "No, porque lo de la vejez me lo iba a hacer un señorito que tuvo a mi padre de manijero, pero el señorito ahora se ha muerto...".